domingo, 22 de mayo de 2011

Milagro del tiempo

En este milagro del tiempo, sombreando mis sueños te vengo a encontrar. Quemada de ausencia y recuerdo, derramas mi sangre, por verte nomás.
Mi esencia es más que este canto, es copla de lirios, sonrisa y color, tu alma un secreto que guardo, muy dentro, prendido de mi corazón.
Hoy he vuelto a renacer, y en tus ojos pude ver, que mientras exista un encuentro seremos el fuego de aquella pasión.

Renazco prendido de tu alma, abriendo mis sueños, buscando ser yo. Camino y me siguen tus pasos, envuelto en silencio, llevando el amor.
Sonríes y erizas mis penas, remueves la tierra y detienes el sol. Y heridos de tanta injusticia, vivimos de inciertas promesas de Dios.
Hoy he vuelto a renacer, y en tus ojos pude ver, que mientras exista un encuentro seremos el fuego de aquella pasión...  ♪

lunes, 18 de abril de 2011

Un pacto para vivir.




Un pacto para vivir,        
  odiándonos sol a sol.
Revolviendo más en los restos de un amor, 
con un camino  recto a la    desesperación. 
Descenlace de un cuento de terror.

Seis años así, 
escapando a un mismo lugar con mi fantasía. 
Buscando otro cuerpo, 
otra voz,
fui consumiendo infiernos 
 para salir de vos.
Intoxicado, loco y sin humor.

Si hoy te tuviera aquí, 
cuando hago esta canción me sentiría raro. 
No tengo sueño. Mi panza vibra. 
Tuve un golpe energético. 
Milagro y resurrección. 
Y eso que estaba tieso, bajo control.
 
El poder siempre manda.

Si para tenerte aquí
habría que maltratarte,
no puedo hacerlo: 
sos mi dios,
te veo, 
me sonrojo 
y tiemblo. 

Qué idiota te hace el amor. 

Y hoy quiero darle rienda a esta superstición.

Un pacto para vivir.  

                                                 [Bersuit Vergarabat]

lunes, 4 de abril de 2011

Vos sos poesía y yo soy escriba.

Necesito una nueva musa. Ésta está de vacaciones y solamente me trae escritos como este. 

Nostalgia (o añoranza) de la poesía


Nube negra. ¿Dónde andas?
Quiero saber dónde estás,
quiero encontrarte y crear
en la tinta tus cielos.

Nube negra,
dolor en el pecho,
manos en llamas,
párpados llorando flores,
pena,
me haces falta aquí, en la poesía,
en el papel.

Nube negra, te clamo desde dentro.
¿Dónde andas?
Te abres como abanico en  dibujos corroídos,
en  recuerdos mancillados,
bella,
pero débil y translúcida.
Lejana como un soneto. 
Me hace falta mi Nube negra,
el pasado:
tu presencia desmoronante,
tu voz de gato ronco riendo entre vos y yo,
retorciendo el aire poblado de curiosidad,
de versos resonantes,
de citas de Rayuela,
de ese querer que te llueve  en rimas
y te leva en el éter de la risa
y te arroja en caída libre
hasta dejarte inerme
mirando irse la noche.


domingo, 3 de abril de 2011

Nube Negra, dónde andas.

El título de mi metroflog en un momento fue ¿Dónde andas? Casualmente, había subido una foto que había titulado como Nube Negra.  Cuando abrí la página, sobre la pestaña decía "¿Nube negra? ¿Dónde andas?"
 Ja, qué irónico.


Nube negra. Dónde andas. Quiero saber dónde estás. Quiero encontrarte. 
Nube negra, dolor en el pecho, manos en llamas, párpados llorando flores.
Nube negra, pena, quiero encontrarte,
Me haces falta aquí en la poesía, en el papel. Me hace falta tu presencia desmoronante y la nostalgia.
Tu voz de gato ronco riendo entre vos y yo, retorciendo el aire poblado de curiosidad, de versos resonantes, de citas de Rayuela.
Nube Negra, te clamo desde dentro. ¿Dónde andas? 
Quiero encontrar tu piel plagada de estrellas y pintarte eterno en mi mente.   


Pido mi Nube Negra. No a vos. Quiero lo de antes, quiero el año pasado, buscándote para que me des las manos y me digas que meta las manos en el bolsillo alguna vez o me compre una estufa. 
Yo quiero tu vos del pasado. El vos antes.


En ese momento, hace unos ocho meses, según la fecha en que subí ese post , quería guardar solamente lo que yo llamé  "vos ahora".

Tu dibujo perfecto, tu dibujo de vos ahora, de vos hoy, del vos que quiero. Tu dibujo con todas las pecas y lunares, sin un maldito error que te eche a perder.
Porque así te quiero, esta es la forma en que quiero conservarte (...) Quiero guardarte desconocido, idealizado. No me quiero enterar si sufro por vos a la macana, porque ¿sabes qué? No es necesario. (...)


(Un requerimiento difícil, dado que  te veo la cara veinticuatro horas a la semana, si cuento los recreos también.)

Quiero un dibujo, un retrato de vos ahora, con tus sonrisas, y tu sarcasmo, y tu desinterés, y tu pelo arremolinándose sobre tu cabeza. Así te quiero, y no pido más si no puedes o quieres... Porque ¿sabes qué? No es necesario.
No es necesario que me des lo que quería porque me has dado cuánto no imaginaba ni pedía. Sí, también me has hecho sentir miserable, y qué? Uno de los mejores poemas que he escrito ha sido para vos, y PUTA MADRE, si cada vez que me has hecho sentir mal yo hubiera aprovechado el momento mágico y se hubieran fusionado las mierdas interiores con la llegada de la musa, cuántas barbaridades geniales podría haber escrito?

 (...)
 
Y puedo decir que el retrato es lindo. Que si lo leo te imagino. ¿Cuántas genialidades podría haber escrito? Quizá ninguna. Por algo no se dio.
 
La literatura es desmedidamente exagerada e irreal. La literatura va a ser siempre ficción. Vos, ahora, viéndote con mi cristal, sos literatura, peligrosamente imaginado.
De seguro tus virtudes son otras de las que te invento, y tus defectos sean más... Pero es tiempo de que deje de pensarlo porque hay que sacarse las vendas de los ojos, hay que echar las nubes negras, hay que cortarla con el masoquismo porque hace mal.
 (...)


No la corté un carajo. Pero te bloqueé en el msn. ¿Cuenta? 



Ese retrato de vos, ese dibujo perfecto del vos ahora, el que quiero, el que me interesa, mi titiritero , mi sonrisa oreja a oreja, mi lágrima, mi noche dando vueltas, mi pensamiento que se cree víctima, mi secreto, mi juego-a-que-te-odio, mi casi amigo... 


Es bastante irónico, porque en el campamento actuaste de títere. Justamente de títere. Es tan casual que el mundo parece jugar conmigo. 
 
Un retrato del vos que me has dejado ver sin darme privilegios, con tus pecas, y lunares, y tu pelo, y tus dientes blancos, y tu falsa vanidad, y tus inseguridades, en el que vi que se asomaba algo más profundo cuando me dijo "qué te pasaba que estabas bajoneada?", "te sientes bien?, tienes fiebre",cuando me agradeció sin frialdad, cuando me di cuenta que capaz que si me consideras más.

 (...)
Y si lo pienso así, sí lo vales, pero yo no tengo ganas de pelearla porque se me va a ir otro año en nubes negras. Pensándote, y no hay ganas, bolú. 



Ya no estoy así.  Por fin puedo decir que las cosas han cambiado realmente. Te quería, lo estoy notando. Realmente me gustabas.


Sin embargo ya no me siento así. La musa se apaga como luciérnaga moribunda y se aburre conmigo. 


Nube Negra, dónde andas.
Te abres como abanico en  dibujos corroídos,
en  recuerdos mancillados, 
en canciones tristes antes de dormir.
Dónde andas.
Quisiera caer en la tentación de quererte para siempre,
y jamás soltar tu recuerdo y no dejarte ir, pero no puedo. 
Dónde andas, Nube Negra, no te escondas. 
Nomás quiero prenderte de mis  costillas con un beso vagabundo,
y tu piel plagada de estrellas pintarla eterna en la mente. 

jueves, 17 de marzo de 2011

Pero si lo pienso...

A este blog lo había creado en un período de absoluto vacío inspiracional. De ahí el nombre (inventado, by the way) "desmusados", es decir, sin  musa. El análisis es bobo, pero necesario para mí.

En mis períodos de negación me dan ganas de decir que no hay nada que me sirva para escribir. En realidad es a) mi propia pereza, o bien, b) mi negativa a aceptar que sos mi musa.

Lo que me pregunto, en verdad, es por qué me agarra por épocas esa necesidad de afirmar que no me importas, que no sos real para mí, que no te trato de asir en pensamientos, que no te busco la vuelta metafórica.  Todo eso, en mis momentos de lucidez, lo reconozco como una mentira más grande que el Everest. Pero lo voy a seguir afirmando: me duele.
Me duele reconocer que me importas tanto. Quiero decir, imaginate: para una una persona que escribe, ¿qué más importante que la musa?  Llegar a esa categoría está entre lo fácil y lo difícil (y eso lo hace casi imposible).

Fácil porque por lo general la persona que se vuelve musa, no hace absolutamente nada para ser musa.  Pasa y listo.  No busca en lo más mínimo tener ese lugar y ,a menudo, ni siquiera sabe que lo ocupa. La persona que se esfuerza por ocupar un lugar especial en la vida de una persona, termina arruinándolo todo.
Difícil porque, hasta ahora, no sé qué rayos tiene que tener, de qué forma tiene que ser una persona-musa. ¿Qué es lo que vos tienes? Mirándolo racionalmente, todavía no me lo explico. Y difícil, desde otra perspectiva, también porque ¿cómo puedes hacer para ser la inspiración, el entusiasmo de alguien?
Ya lo he dicho. Intencional, premeditadamente, lo considero imposible. Se da natural. Tiene que ser la perfecta combinación de azar (aparecerte justo cuando esa persona lo necesite), disposiciones familiares (qué sé yo, Edipo), genética (si una persona es linda, todo es más fácil, convengamos), y muchas otras boludeces que nos determinan(aunque creo que en realidad todas podrían entrar dentro de la calificación de "azar").

Volviendo al tema, me duele reconocer que me importes tanto, y esto lo he dicho tantas otras veces, porque yo a vos, te importo un carajo.  A mí me podría chocar un colectivo, y tu sentir no pasaría de un simple "uy, pobrecita". En cambio si a vos te chocara un colectivo, un tren, te secuestrara un ovni, o whatever, yo me armaría un escándalo filosófico-existencialista, y querría mandar todo a volar,  te escribiría un libro, le propondría a tu fantasma que ocupe mi cuerpo (!), cualquier cosa.

Y ahí está la injusticia. El perforante dolor. La negación. ¿Por qué soy yo el títere y vos el titiritero inconsciente? ¿Por qué yo te dibujo? ¿Por qué te imagino? ¿Por qué te metamorfoseo, si a vos te importa tres quinotos lo que a  mí me pase?

Duele, chico, duele. Y por más que mi querido chavo me haya enseñado que "la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena", a  mí se me ocurre pensar, nada más, que ojalá algún día alguien te importe tanto como vos me importaste a mí, y a esa persona le seas absolutamente indiferente. ¿Y sabes cómo sería muchísimo mejor? Si yo estuviera ahí para reírme.
Quizá sea injusta, pero no creo ser la única persona que en situación similar se sienta de esa forma.

La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena, y lo que sea, pero provoca una satisfacción tan grande. Más o menos como cuando te acuestas finalmente después de un día cansador... o como cuando hace mucho frío y te ofrecen un café con leche. No sé. A la vez es malo. Yo sé que si pasara me sentiría mal por vos, pero me gusta imaginarme más fría de lo que realmente soy.

Además, eh, bolú, jamás me diste bola. Estoy en mi pleno derecho de exigir que algo te pase a vos. Es una exigencia kármica, creo.

Aunque también me he llegado a preguntar si con toda esta historia estoy pagando algo que no se que hice.

Vaya a saber. La vida nos hace ida y vuelta como a babys.



 

domingo, 20 de febrero de 2011

Milan, Milan

Dame la mano, Milan, que afuera está fresco, y adentro está triste. Que los besos del cielo son redondos y claros. Que la luna se ve surreal y hermosa, y aquí en el centro, me falta la risa, me falta el latido, me falta el temblor de su mano en la mía.
Como un escalofrío, me llora el durazno, que lo están abriendo, que el carozo es un cacho de semilla, pero en el basural no crece, y me llora, me llora que ha sido una buena fruta.
Si abriera el cuerpo y le tirara el corazón palpitante a la cara,¿notaría él que las palabras son perforantes, boxeadoras?
Como en el cuadro de Monet, en el que lo vi un día, y lo escribí botecito, meciéndose en el río. Y lo escribí pez en el agua cristalina, y lo escribí estrella cumpliendo deseos.  El cuadro no está ahora en el living, pero él tan fácilmente puede ser el retoño eterno de esa flor.
¿Cómo puedo ahora, cómo, abandonar la literatura, cómo dejar la terrible metáfora que lo alimentó y lo creció, que lo llenó y lo agrandó?
Yo sé, Milan, ay, yo sé, que las metáforas son granadas gordas que te destruyen la razón, carozos locos que germinan amores naufragantes.
Vamos, che. Me lo hubieras dicho antes de conocerlo, y quizá hoy su boca no sería el terrible cadalso de querer eso que se aleja y se retuerce en las palabras dulces. El suplicio de soñar un beso, de desear una palabra, de recordar un abrazo y un bombón de chocolate.

Ey, Milan, es insoportable el peso de lo que sientes que se repite eternamente, en el mundo o en la cabeza. Mis sueños se pueblan y se vuelven a poblar de él.

¿No me podrías haber puesto tu libro en las manos hace rato, antes de conocerlo? Me habrías salvado de tantas palabras al divino botón. De tantas charlas con el aire. De tantas lágrimas malgastadas.

Pero ahora lo sé; y de nuevo no pasa, lo juro.

domingo, 30 de enero de 2011

¡Ay, por el Santo Barbudo y sus secuaces!

¿Saben qué pasa? ¡¿SABEN QUÉ PASA?! ¿Por qué las chicas somos tan irremediablemente boludas y nos ilusionamos por cualquier cosa? No es culpa nuestra. Es total y absolutamente herencia cultural. En serio.
Nuestros padres creen que está bien llenarnos la cabeza de películas de princesitas, donde el chabón es fachero hasta lo último y tiene un enorme corazón de oro, y todo termina de las mil maravillas con ellos unidos para siempre, con un pacto de amor eterno y perfecto sellado con un  beso tierno e inocente.

"¡Nooo, nena, caca, tuto! No prendas la tele en Disney. No veas ni la Cenicienta, ni Encantada, ni nada por el estilo, esas cosas te cagan la cabeza, ¡vas a ser como yo, te lo advierto!", así voy a decir cuando tenga una hija, una sobrina, cuando vea una nena en la calle.

Aunque qué hablo, no son solamente las películas de Disney, son todas las películas románticas. Son una  vil mentira, como que los presidentes no roban o como que los padres quieren  a todos los hijos por igual. Mentiras tan descaradas como "en cinco minutos te doy la pc" o "te amo" a la semana de conocerse. ¡Minga, gente! Embustes.

¡El príncipe azul no existe, y si existe no va a vivir para siempre! Así que favor de presentarse en servicio al cliente, y dejar de ilusionarse. Por ahí dijo un cantante que se cree que hace poesía "el problema no es que mientas, el problema es que te creo".

En realidad me parece que el problema radica en cómo no creer, si desde chiquitas nomás nos enseñan a ser crédulas.  Supongo que se aprende, a no vivir de ilusiones, a no querer desde el primer momento. Se aprende, sí, todo se aprende en esta vida...

¡Pero, mierda que somos duras, ¿eh?! ¡No le pegamos una! No aprendemos nunca, y metemos la pata en el mismo agujero siempre.

Y así vamos. Más pelotudo el tipo, menos bola nos da, mejor. E igual pensamos que es para nosotras.  Juro que poniéndolo así, no tiene el más mínimo sentido. Qué boludas.

Igual, en algún momento aprendemos. Y será por eso que más grande la chica, más escéptica, más interesada y más hija de puta. La han hecho vuelta y vuelta tantas veces que se las sabe todas. Y por eso últimamente creo que ser una santa mojigata no ayuda ni aca. Para nada. ¡Si nos re joden! Nos la creemos. Para no caer en esos cuentuchos boludos hay que salir, tener calle, conocer.

Y por último, ser inteligente, y poner en práctica las boludeces que nos proponemos en los momentos de enojo, ¿por qué? Porque contrario a lo que se piensa, yo creo que durante el enojo aflora con mucho ímpetu algo que solemos dejar de lado cuando se trata de amor o ilusión: el sentido común.

¡Sentido común, che! (¿Sentido común? ¿A ver, me suena? Ah. Alto, sí creo que sí. Eso que te dice que si un chico no te llama es porque no quiere nada, y si te dice amiga es porque sos su amiga y a no joder. Ah, claro, sentido común.)

Es que nos hace falta sentir más con la cabeza. Si fuera que el amor es cosa de uno solo, bueno, está bien. I believe, I can fly, correría por cuenta nuestra y tiremonos flechita en la pileta... pero no, no, no es así.
Hay otra persona involucrada y chicas (más bien chicas heterosexuales), atención: ¡es un hombre! Y ¿saben qué? A ellos les llenaron la cabeza con otras cosas también, ya sean los familiares mayores, ya sea la tevé, pero ellos piensan de otra forma porque así es nuestra cultura; y no digo que todos sean malos, pero nadie está excento a lo que marca la sociedad, nadie es inmune.

Entonces, nena, nenita, haceme caso. Caca, tuto, no veas Disney, no leas Crepúsculo, y por dios, si te ofrecen ver una comedia romántica, vomitá antes de aceptar.

¿Y saben qué es lo peor de todo? Por más que nos adviertan, por más que sepamos, bajamos la guardia. Bajamos la guardia, abrimos el corazón, pensamos que tenemos el alma llena de flores, que el mundo es otro cuando está con nosotros...porque te enamoras, obvio pasa, y es lindo... pero nos tendríamos que cuidar un poco más, a nosotras, digo, porque después andamos llorando, después nos lamentamos.

Después nos hacemos la historia del príncipe azul, y la eterna felicidad...pero ni el uno ni la otra existen, y lloramos como cuando muere  Mufasa en el Rey Leon (como boludas).

Yo propondría, para solucionar esto, impedir la difusión de cuentos de hadas donde la palabra "divorcio" no existe, entre otras cosas.  Y tal vez, agarrar de los pelos a nuestras amigas cuando estén por salir con un chico y decirles "repetí conmigo, el cuco me va  a raptar de noche si me llego a enamorar".

Saludos, y mucha suerte.

Y por el Santo Barbudo y sus secuaces, no pierdan las esperanzas. ...Iaa re boluda xD.

domingo, 23 de enero de 2011

Es que para mí

Para mí las palabras tienen poder. Son grossas, recias, reales. Para mí, la palabra mar tiene olas y es escalofriante, y la palabra dolor tiene lágrimas y la piel crispada, y la  ilusión es ese cielo inmenso y estrellado, y  desilusión es que nos traigan de los pelos para adentro a mirar el techo. 
Para mí las palabras son imágenes, objetos, sensaciones. No son solamente un sonido que sale de la garganta o garabatos asentados en un papel, o en el monitor. ¡No! Las palabras tienen vida, se mueven, golpean, gritan o murmuran, y hasta callan. Las palabras son. Importan. 
Por eso no digo mentiras. Por eso no digo cosas que podrían pasar. Nono, las palabras se materializan, posta. Se hacen de verdad. Por eso no hay que mentir. Si después pasa, fueron ellas, no los duden. Son como dioses. Lo pueden todo.

Si hasta el barbudo dijo "hágase la luz" y la luz se hizo. Hasta el barbudo se maneja con palabras.  
Hay que res-pe-tar-las. 

sábado, 22 de enero de 2011

Ready, set, ¡go! Acabas de empezar y estás bien jodido.

Serían las cosas tanto más fáciles si no nos ilusionáramos.

 Vos dices "no me quiero ilusionar, no me quiero ilusionar", y ahí están tus amigos preguntándote que tal te fue, vos te resistes a contestar, pero te joden, y te duele reconocer que todo estuvo bien, que incluso, mejor de lo que esperabas. Pero ¡ojo! Eso es malo. Es malo, porque vos no te quieres ilusionar. Entonces te preguntan más. "Y qué te dijo", "Pero y a vos te gusta?" ¡Y qué decir! Obvio que te gusta. Si resultó una persona dulce, y simpática. Y cuando se hizo tarde no quisiste irte. Te quisiste quedar, seguir con esa persona que te interesó de repente  y que fue el éter que te llenó los vacíos del pensamiento. Y ahí te ibas dando cuenta que eso estaba mal, que ya habías bajado la guardia y ¿entonces? ¿Ahora qué hacemos?
No dices nada, pero te mueres por decirle a alguien cómo mira, cómo habla, cómo jugaba con tus manos... ahí  dudas de vos y tu supuesta inteligencia, sientes que has caído en la oscura y endemoniada trampa de ese fabricante de mentiras que te sonreía de esa forma tan...
Entonces llegas a tu casa y contrario a tu filosofía de vida, hasta te preguntas si estaría bien mandarle un mensaje cuando acaban de estar tres horas juntos, o de última, te preguntas por qué no es esa persona la que te manda un mensaje. Empiezas el debate interno, ¿le mandas o no le mandas? Una carita feliz siquiera...
Y ahí abres los ojos enormísimos. Vas al baño, te lavas la cara, te miras al espejo, y en tu rostro hay algo. En tu expresión hay algo diferente. Te palmeas la frente, como diciéndote "qué boludo",  te acuerdas de cómo se miraban, te vuelves a mirar en el reflejo. "Mierda", piensas.
Y tienes toda la razón, mierda, absolutamente, porque todavía no ha pasado pero algo en vos intuye que te vas a pasar toda la noche dando vueltas en la cama, enredando las sábanas, pensando qué pensó, soñando con la próxima vez que se vean, te arrepientes de no haberle dicho una hora y un lugar fijos, porque ¿y si no te llama? Te arrepientes de no haberte jugado y haberle sacado una pulserita para devolvérsela "la próxima vez que nos veamos" y así te asegurabas. Entonces te pones fatalista y te arrepientes de haber ido: "eh, qué boludo/a que soy. ¿Para qué fui? Ahora no me va a dar más bola y yo aquí..."
Y como siempre, las palabras  que alguna vez te dijo alguien (y que vos ni cinco de pelota), te atolondran la cabeza en el momento más inoportuno: Ya vas a ver, vas a ver cuando vayas a tu cama alguna vez y no te puedas dormir pensando en alguien. Ahí vas a saber que estás bien, pero bien cagado.
Ves el celular. Las cinco y media de la mañana. Estás cubierto de agotamiento, nervios, y ansiedad. Y no te puedes dormir. Pero te dices que capaz mañana... un mensaje... a lo mejor...
Así logras dormirte. Y quién  sabe por qué justo ahora dejaste activada la alarma. Son las ocho, y te despiertas pensando en esa persona... y adivino, ¡te quieres matar! porque no te querías ilusionar, y fue todo, lo único que hiciste esa madrugada. Y sabes, estás seguro, que es lo mismo que vas a hacer toda la mañana.
Y ahora sólo te queda esperar que el otro la haya estado pasando igual,  porque algo te hace pensar que más que bien cagado, estás enamorándote,  y todos sabemos que es mucho peor.