Primera entrada, no sabía que subir, así que pensé en algo relacionado con el título del blog. Algo que escribí hace poco, pero acortado. Realmente era un desahogo, pero quedó bonito y es oportuno.
(...)
Esa cosa.
Ese idioma propio,
esa musa gritona que está para que las palabras sean únicas.
Esas vivencias y ritos y crónicas
esas frases, esa estética interior,
esos jeroglíficos que deberíamos descifrar para que todo lo que digamos, para que todo lo que escribamos sea algo nuevo, para que todo sea poesía: eso lírico y visceral, y que los demás sufren también; no por un lugar común, si no por la profundidad vertiginosa de lo que se dice. Ese rincón donde se amontonan los dolores y los placeres;y brotan con fluidez y cadencia las palabras justas...
Eso que nos diferencia... como la forma de moverse, de hablar, de agarrar los cubiertos o descansar, o pensar o no pensar, que es inconsciente, pero por eso más presente que ausente, pero más difícil de desentrañar porque no es físico, es metafísico, invisible, incorpóreo. Eso que nos encanta de una persona que quizá no sabe que lo tiene, ese fantasma que podría oscurecer las pupilas, o hacer saltar la lengua de los gritos... esa presencia que habita nuestro interior y nos enciende, y nos mueve, que se mete en el pecho y hace de de el espacio entre nuestras costillas algo infinito y poderoso...
La musa grita, GRITA, yo sé que grita, pero en qué idioma!?
Esos gritos que si los entendiera, harían de lo que escribo algo loco, genial! Algo que le movería los organos de adentro para afuera a quien lo leyera.
Esa musa única, las ansias, lo bello, la pena, eso que está, está en todos y hace de las palabras una gran lágrima, o risa, o infarto.
Esa musa que está ahí, en todos, escondida.
...
La pregunta es cómo encontrarla.
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